La historia comercial del tequila, la más famosa de las bebidas espirituosas de agave, se remonta a mediados del siglo XIX. El tequila se elabora con agave Tequilana Weber o Weber Azul y se produce principalmente en Jalisco, México. El factor clave que diferencia al tequila de otros aguardientes de agave es que los corazones de la planta de agave se cuecen al vapor en lugar de en hornos subterráneos de tierra, lo que mantiene los sabores crujientes, limpios y herbáceos.

Muchos expertos en bebidas espirituosas de agave suelen decir que la raicilla tiene una fuerte nota funky gracias a los prolongados tiempos de fermentación, lo que la convierte en una opción de primera para los aficionados a bebidas espirituosas que disfrutan con licores como el shochu y el rhum agricole.

Bebida espirituosa que puede elaborarse a partir de más de 50 especies de agave y producirse en uno de los nueve estados mexicanos. El mezcal debe elaborarse a partir de un 100% de agave, y los métodos específicos de producción utilizados determinan la categoría en la que entrará el destilado a partir de ese momento: Ancestral, Artesanal y Mezcal.

Producido en 35 municipios, el Bacanora varía según el productor debido a las diferentes técnicas de producción. Debe ser 100% de agave y embotellarse con una graduación alcohólica de entre 38 y 55%. La bebida estuvo prohibida de 1915 a 1992, lo que explica que la industria del Bacanora siga siendo relativamente joven en comparación con otras bebidas espirituosas de agave.