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Evolución medioambiental del etanol

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El calentamiento global y el cambio climático se han convertido en los temas estrella de prácticamente todos los sectores, y no sin razón: Se espera que Europa supere el verano más cálido registrado el año pasado con nuevas temperaturas récord, los incendios forestales boreales asolan Canadá y la alteración de los regímenes de precipitaciones provoca fuertes inundaciones en el norte de Europa. Estos son sólo ejemplos de desastres climáticos que han causado numerosas víctimas mortales, desplazamientos de personas y destrucción, y que seguirán convirtiéndose en la norma si no gestionamos nuestras emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Naturalmente, los organismos gubernamentales, las empresas y los particulares, incluido el sector de las materias primas del etanol, dan prioridad en su agenda a la lucha contra el cambio climático. Pero, ¿qué aspectos medioambientales afectan a la industria del etanol? ¿Qué medidas medioambientales se han adoptado ya? ¿Y cómo pueden las empresas avanzar hacia un modo de trabajo y unas operaciones más sostenibles?

Cuatro caminos hacia la sostenibilidad

En general, la mayor parte del impacto ambiental del sector del etanol puede dividirse en cuatro grupos:

Soluciones para el abastecimiento de etanol

Aunque las materias primas del etanol se obtienen de recursos renovables como el grano, la caña de azúcar y el maíz en lugar de combustibles fósiles, la plantación, el cultivo y la cosecha de esos materiales siguen consumiendo mucha energía y agua, lo que contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero. Algunas operaciones pueden sostenerse utilizando energías renovables; sin embargo, eso no resuelve el hecho de que los cultivos erradican bosques que son sumideros cruciales de carbono.

Una posible solución y oportunidad para los agricultores de materia prima de etanol es la implantación de cultivos orgánicos regenerativos: este modelo de agricultura se centra en la reconstrucción de la fertilidad del suelo, el bienestar de los animales y la responsabilidad social en torno a las condiciones de trabajo de los agricultores. Mediante la aplicación de prácticas más naturales, como el control biológico de plagas, la rotación de cultivos y el uso de compost, la flora y la fauna autóctonas pueden prosperar al tiempo que se garantizan los recursos humanos.

El impacto medioambiental de la producción de etanol

La destilación del etanol es otra gran fuente de CO2 para la industria: en Estados Unidos, una planta de etanol de 50 millones de galones al año libera 14 toneladas de CO2 como subproducto de la destilación, y ni siquiera se incluyen las emisiones de CO2 procedentes de la energía necesaria para impulsar la destilación. Aunque la energía necesaria para la destilación puede cambiarse de recursos fósiles a energías renovables como la eólica y la solar, eliminar el CO2 como subproducto de la destilación es, químicamente hablando, imposible. Lo que mucha gente quizá no sepa es que el CO2 puro tiene su utilidad en varios sectores del mercado, lo que significa que su reutilización no sólo sería necesaria desde el punto de vista medioambiental, sino también beneficiosa para esos mercados.

¿Es el CCUS la respuesta?

Aunque ya se aplican en las biorrefinerías, las tecnologías de captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS) son el futuro —y el presente— de la producción de etanol. El CCUS captura el CO2 puro del proceso de fermentación y lo utiliza directamente, por ejemplo, para el tratamiento del agua municipal, las bebidas carbonatadas, la conservación de alimentos, el almacenamiento de vacunas y la creación de tejidos, o lo almacena bajo tierra. A escala mundial, sin embargo, los sistemas CCUS siguen esperando su gran acogida: Según McKinsey, el mercado de CCUS tiene que multiplicar por 120 su tamaño actual de aquí a 2050 para que los países alcancen sus objetivos de emisiones netas cero. La lentitud de su implantación se debe principalmente a los elevados costes de las propias tecnologías; reducir esos costes, por ejemplo, aplicando exenciones fiscales, es crucial para la viabilidad de las primeras.

El etanol de segunda generación como solución para evitar residuos

El potencial del etanol en la utilización de residuos de materiales agrícolas es algo que está empezando a cobrar más impulso en la industria del etanol; el llamado etanol de segunda generación (2G) o celulósico utiliza materias primas celulósicas, es decir, residuos no alimentarios y de cultivos. Además de minimizar los residuos de las industrias agrícolas, también es una solución adecuada para evitar que la producción de etanol compita con materias primas que se utilizan para la alimentación humana. Además de tener la misma calidad que el etanol de primera generación, su importancia en la reducción de residuos, emisiones de CO2 y uso de materias primas lo convierten en una alternativa muy prometedora a las materias primas actuales.

Descarbonizar la distribución de etanol

El mayor pozo de emisiones de CO2 se encuentra en la distribución del etanol: el transporte marítimo mundial, el método de distribución más común, contribuye a más del 3% de las emisiones mundiales de GEI. Se sabe que es un sector notoriamente difícil de descarbonizar, ya que la reducción de las emisiones de GEI es un proceso lento. No obstante, entre los intentos de combatir las elevadas emisiones figuran la reducción de la velocidad de los buques hasta en un 20% y el desarrollo de combustibles y recursos energéticos no tradicionales, a saber, biocombustibles, baterías e hidrógeno. Otro ejemplo de solución más respetuosa con el medio ambiente es el suministro de energía en tierra (OPS), que reduciría la contaminación atmosférica y las emisiones de gases de efecto invernadero mientras los buques están atracados en los puertos; el puerto de Hamburgo, por ejemplo, está implantando OPS en su afán por mejorar la calidad del aire en la ciudad y sus alrededores.

Aunque se trata de un factor sobre el que un vendedor de materias primas tiene poca o ninguna influencia, es importante que las partes interesadas del sector del etanol reconozcan su impacto y recurran a métodos de distribución menos contaminantes o encuentren una forma de compensar esas emisiones.

Navegar por el complejo camino de la sostenibilidad del etanol

Como sugiere esta exploración de la sostenibilidad en el sector del etanol, la descarbonización de la industria no es tan sencilla como parece; con una cadena de suministro muy compleja en la que intervienen muchas partes interesadas, avanzar hacia tecnologías y prácticas renovables se convierte en un proceso lento y difícil. Sin embargo, hay muchas soluciones y tecnologías sostenibles que están esperando a ser aprovechadas. Transformar la agricultura en cultivos orgánicos regenerativos, aplicar la captura de carbono y las energías renovables en el proceso de producción, y cambiar la producción de etanol de primera a segunda generación son pasos activos que el sector del etanol puede dar para aportar su granito de arena hacia un futuro más sostenible y ecológico.

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