El etanol, o alcohol, se suele fabricar fermentando los azúcares de cereales, frutas o verduras. En el caso de las bebidas alcohólicas, se utilizan diferentes materias primas para crear distintos tipos de bebidas. Por ejemplo, el grano se utiliza para hacer whisky o cerveza, las uvas para producir vino, las manzanas para producir sidra y las patatas para hacer vodka. En cada caso, se añade levadura para fermentar los azúcares de la fruta, el grano o la verdura y convertirlos en alcohol.
Tomemos el ejemplo del etanol de maíz, que es probablemente el medio más común en el mundo para producir etanol industrial, ya que se utiliza ampliamente como combustible para vehículos:
Molienda - El maíz se muele para producir harina o sémola, compuesta en gran parte por moléculas de almidón.
Licuefacción - La harina se licua añadiendo agua para obtener una pasta.
Sacarificación: el purín se calienta para descomponer las moléculas de almidón en azúcar.
Fermentación : se añaden levaduras para fermentar el azúcar y convertirlo en etanol. Este proceso de fermentación del etanol deja un producto con un 10-15% de alcohol.
Destilación - El etanol tiene un punto de ebullición inferior al del agua, por lo que para hacerlo más puro se evapora y condensa en un proceso conocido como destilación. La destilación puede producir etanol con una pureza de hasta el 95% (el 5% restante es agua). Para crear alcohol etílico aún más puro (99%), la mezcla se cuela y se deshidrata aún más.
Desnaturalización - Por último, en el caso del alcohol para usos no potables, se añade al alcohol etílico una sustancia tóxica o de mal sabor para hacerlo imbebible (desnaturalizado). En el caso del etanol para combustible de automóviles, se trata de gasolina.
Aunque en la descripción paso a paso anterior se expone cómo se produce esencialmente el etanol, puede haber desviaciones de este proceso para la producción de determinadas formas de etanol. Por ejemplo:
Para producir alcohol isopropílico se utiliza propano. El propano es un subproducto de la creación de combustibles fósiles, como el petróleo y el gas natural.
El propano se extrae del combustible fósil calentándolo hasta su punto de ebullición de -47 °C. A continuación, se combina con agua mediante un proceso denominado hidratación, que une químicamente las dos sustancias para formar alcohol isopropílico. La mezcla resultante contiene materiales de desecho y subproductos de los catalizadores del proceso químico. En la etapa final de destilación o refinado, se eliminan esos materiales sobrantes para crear alcohol isopropílico al 100%.
Mientras que el etanol sintético y el bioetanol son productos químicamente idénticos, el etanol sintético se fabrica a partir de materias primas petroquímicas, derivadas del petróleo y, por tanto, esencialmente combustibles fósiles. El etanol sintético se produce principalmente mediante la hidratación catalizada por ácido del etileno.
El bioetanol, en cambio, utiliza materias primas contemporáneas, generalmente cultivos como el maíz, la remolacha azucarera o el trigo, por lo que se considera más respetuoso con el medio ambiente que el etanol sintético. El bioetanol se produce generalmente por fermentación, como se describe en la guía paso a paso anterior, pero también se produce ocasionalmente haciendo reaccionar etileno con vapor.
Los cultivos destinados específicamente a crear combustible se conocen como cultivos energéticos. Las preferencias de cultivos dependen del clima local, el paisaje y la composición del suelo. En Estados Unidos, la melaza y el maíz son los cultivos energéticos más populares para el bioetanol. En Brasil, la caña de azúcar, y en Europa, el trigo y la remolacha azucarera.
El etanol anhidro se fabrica mediante un proceso conocido como destilación azeotrópica, que puede reducir el contenido de agua a unas pocas partes por millón. Se utiliza en laboratorios y en la industria electrónica, donde el contacto con el agua puede dañar equipos sensibles.
La producción de alcohol genera diversos subproductos. El etanol de maíz, por ejemplo, tiene dos subproductos principales. En primer lugar, el CO2, que puede utilizarse para carbonatar bebidas gaseosas, fabricar hielo seco o ayudar a la fotosíntesis vegetal en invernaderos comerciales. Y en segundo lugar, los granos de destilería. Se trata de las partes no fermentables de los granos de maíz, muy apreciadas como ingrediente rico en proteínas para la alimentación del ganado.
Como vemos, sólo una pequeña parte de la producción de etanol o alcohol se destina a la elaboración de bebidas alcohólicas. De hecho, el etanol es increíblemente versátil y se encuentra en una amplia gama de productos cotidianos. Hasta al más estricto abstemio le resultaría difícil pasar el día sin consumir alcohol de una forma u otra. Y Nedstar se ocupa de abastecer y suministrar ese etanol en todas sus formas a las empresas de todo el mundo que hacen que esos productos sean tan imprescindibles en nuestra vida cotidiana. Más información